
La mama se percibe como un símbolo erótico de la feminidad (atractivo sexual), y por otro lado, es símbolo de maternidad como forma de proveer alimento a los hijos (crianza). Por lo tanto este cambio mamario posterior a la lactancia provoca una alteración negativa en la imagen corporal y en el concepto de si misma.
Durante los meses del embarazo, las mamas sufren un lento y progresivo aumento de su tamaño, preparándose para la lactancia, tanto la piel como el complejo areola pezón se distienden y aumentan de tamaño y de coloración. Es imposible predecir cuanto va a aumentar la mama durante este periodo. Tras el parto, el aumento mamario se mantiene mientras dure la lactancia, y luego las estructuras mamarias empiezan a involucionar, y recuperar el tamaño previo al embarazo.
El problema es que la piel y las fibras elásticas de la mama, se han distendido, y estas no se recuperan de la misma manera que lo hace la glándula.